domingo, 12 de julio de 2015

J. A chico de 20 años fue a psicoterapia y compartió su experiencia con nosotros

“Todo ser humano tiene que lidiar con incontables situaciones difíciles y dolorosas a lo largo de su vida, situaciones que nos marcan y en muchas ocasiones cambian nuestro rumbo; muchas las vamos enfrentando como mejor nos parece, llevando los problemas de la forma que podemos. En muchas ocasiones creemos que somos capaces con todo, pero me he dado cuenta de que eso no siempre es así.
A la corta edad de los 19 años venia experimentando desde hacía unos 6 meses una extraña sensación con mi ser que provocaba que me sintiera bajo unos efectos como de depresión, cansancio, fatiga, lo cual me preocupaba porque no veía un motivo aparente para sentirme de dicha manera; en la mayoría de las ocasiones dicha “sensación” era algo indescriptible y se presentaba de forma esporádica, la cual solucionaba con unas horas de sueño. A medida que pasaba el tiempo, iba empeorando hasta tal punto que sentía que ya nada importaba, que no quería seguir avanzando, simplemente quería sentarme en una esquina a llorar y esperar que el tiempo pasara. Tal situación me llevo a perder el sentido de la orientación en una ocasión, y ya con unas horas de sueño no se solucionaba aquella problemática que me aquejaba.
Por cuestiones del destino, un día de esos conocí una Médico Psiquiatra en mi universidad a quien recurrí para pedir su ayuda, me invito a su consulta y conversando con ella de mi situación, de una forma u otra me ayudo significativamente a entender que a veces necesitamos desahogarnos y que no estamos solos. Posteriormente seguí asistiendo a consulta en reiteradas ocasiones porque la experiencia de tener a alguien que te entienda y te ayude a ver las cosas desde otros puntos de vista, me ayuda a crecer como persona, a veces nos ahogamos en un vaso de agua y la respuesta a los problemas está más cerca de lo que parece”

Anónimo.

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