A punto de terminar el año y,
conversando con algunos de mis pacientes de psicoterapia, nos hemos puesto de
acuerdo en que este es el momento cuando tanto ellos como yo debemos hacer un
inventario emocional para comenzar a diseñar lo que será el 2016.
Lo primero que debemos hacer es
comenzar a desechar lo que no queremos repetir en el futuro, entre esos
desechos podemos agrupar según sea el caso: miedos, tristezas, envidia,
decepción, arrepentimientos, dudas…. Todo esto nos retrasa a la hora de tomar
decisiones importantes. Además de estos sentimientos podemos deshacernos de la
presencia o compañía de algunas personas que han sido tóxicas para nuestra
alma: las que nos han mentido, maltratado, humillado, comparado, abusado,
estafado, las que nos han hecho sentir débiles, insegur@s, dependientes,
inferiores, porque es cierto que todos tenemos derecho a cambiar, pero algunas
personas no están dispuestas a hacerlo y, nosotros, los que decidimos diseñar
el 2016 sí vamos a cambiar, así nos cueste y nos duela, porque es necesario.
Al abrir espacio para lo nuevo
que viene, debemos explorar nuestra personalidad (manera de ser, de comprender,
de relacionarse y de vivir, forma de comunicar nuestro mundo interno con el
exterior, con los demás), ya que una personalidad con rasgos que no son sanos
nos puede encerrar en un ciclo interminable de repetir el mismo tipo de
relaciones, sufrimientos y fracasos que ya no queremos en nuestras vidas. Para
acercarnos a nuestra personalidad, debemos usar una herramienta llamada introspección (observación que una
persona hace acerca de sus actos y sus emociones para reflexionar sobre ellos)
para llevarlo a cabo, existen incontables métodos que van desde la meditación,
el contacto con la espiritualidad, el
deporte y las artes hasta la Psicoterapia que también tiene diversas teorías y
técnicas dependiendo del terapeuta y del paciente.
Una vez identificadas las
debilidades de nuestra forma de ser, el trabajo psíquico debe ser diario y
dedicado, para que lo aparentemente superado no reaparezca a sabotear los
planes que hicimos. Teniendo esto presente, podemos explorar acerca de las
fortalezas de nuestra persona, es decir, los aspectos positivos que tenemos
para alcanzar el éxito, la plenitud, la felicidad. A veces sucede que cuando
estamos desconectados de las cosas bellas de nuestro corazón, las olvidamos,
intentamos enumerarlas y no recordamos ninguna, y nos preguntamos ¿será que yo
no tengo nada bueno?, ¿yo no serviré para nada?, ¿tengo derecho a ser feliz o
me conformo con esto?
Conectarnos con nuestro lado positivo
también lleva un esfuerzo emocional y mental en general.
Pero que no se nos olvide el sentido de realidad, hay
que poner los pies en la tierra, porque todos no tenemos las mismas destrezas y
capacidades, no es suficiente con desear algo, se debe explorar en el
intelecto, en la forma en la que nuestra mente lleva a cabo sus funciones
cognitivas, por ejemplo, las personas que estudian Literatura tienen un
funcionamiento mental diferente a quienes reparan motores de carros o
desarrollan una carrera militar. Es aquí donde debemos relacionar con mucha
delicadeza nuestras capacidades con nuestros gustos y nuestros intereses, esto
se corresponde con la escala de valores de cada persona y al integrarlo se
puede orientar con más facilidad La Vocación.
Teniendo definido un esquema
vocacional, revisamos con qué facilidades, recursos y apoyo de otras personas contamos
para materializar nuestro sueño, tal como lo explica mi amiga Ariadne Hernández
(orientadora). Luego de todo ello ya podríamos hacer realidad nuestros planes
con mas claridad que si lo hiciéramos improvisado.
No se decepcione si poner esto en
práctica no se le hace fácil, comprenda usted que tenemos décadas viviendo con
conceptos errados, y no será en minutos que se logren modificar. Averigüe un
poco mas de esto y consulte a personas capacitadas para que le apoyen a dibujar
su futuro.
Suerte!
Dra. Analeda Regalado Betancourt
Médico Especialista en Psiquiatría, orientada a la Psicoterapia
Twitter / Instagram / Facebook: consultamental
San Cristóbal - Venezuela
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