PSICOPAÍS 3
LA FIGURA DE AUTORIDAD
Entendiendo nuestro fenómeno colectivo como la suma de
nuestras individualidades, emito una opinión.
En los hogares comunes venezolanos existe frecuentemente una
situación de carencia de figura paterna, la voz gruesa de la autoridad, la voz
sabia que aconseja. Posiblemente muchos de quienes estamos leyendo, tenemos un
padre que: a) no conocimos; b) lo conocimos estando ya mayorcitos; c) no vivió
en nuestra casa porque estaba separado de nuestra mamá; d) no vivió en nuestra
casa porque es esposo de otra señora que no es nuestra mamá; e) no compartió
mucho tiempo con nosotros por razones de trabajo; f) estuvo ocupado con
problemas de salud; g) estuvo mucho tiempo tomando licor o escapado con algunas
mujeres; h) estuvo en casa todo el tiempo pero parecía no estar, no se sentía,
no participaba, se encerraba en la habitación; i) solo aparecía para reprender,
reclamar, castigar… en fin, una o más de esas realidades pueden ocurrir en las
familias venezolanas y, muchos nosotros crecimos con una figura paterna de
algún modo ausente. Tal vez todavía, de manera no consciente, estamos anhelando
esa figura en nuestras vidas, pero ya somos mayores de edad y podemos elegir
presidentes.
¿Pero qué tiene que ver una cosa con la otra?
Imaginemos que el país es nuestra familia, que todos los
venezolanos somos hermanos y que el Presidente de la República cumplirá el rol
de figura paterna, hagamos ese ejercicio mental y asociemos la información con
lo que siempre hacemos: Hablar de política donde sea, cuando sea y con quien
sea. Algunas de las frases que se oyen por ahí son: “Aquí lo que falta es un
militar, un Pérez Jiménez, alguien con pantalones !!!” , “Aquí tiene que venir
un tipo arrecho y echarle plomo a todo el mundo”, “Necesitamos a alguien que
diga las cosas como son y que ponga orden”, “Lo mejor que puede pasar aquí es
que alguien nos vuelva a unir como hermanos, que nos reconcilie”, “Es que no
tenemos un líder, por eso estamos así”, “Esto es culpa de los adecos, que
hicieron lo que les dio la gana y tuvo que salir un Chávez”, “Esto es culpa de
Chávez, que nos dejó a Maduro”, “Esto es culpa de Maduro, dañó todo lo que
Chávez había logrado”, “Esto es culpa de los militares, que no paran esta vaina”
Todos esos comentarios se oyen diariamente en la calle y se
leen en redes sociales, pero, fíjese bien, son argumentos que se refieren a la
necesidad de una figura de autoridad, es decir, alguien de algún modo superior
a nosotros, que decida lo que es mejor y ponga esta casa en orden, una figura
de autoridad con cierta manera de comportarse. ¿No será que en la calle estamos
hablando todos de lo mismo?, ¿No será que estamos buscando al papá que nos falta?,
¿No será que nuestra historia personal y familiar está interfiriendo con
nuestras decisiones políticas?. Nótese que por todos esos culpables ha votado
un montón de gente, y sépase que por la supuesta solución votará un montón de
gente. A esas elecciones, si es que las hay algún bendito día, vamos a ir todos
en fila, con nuestros asuntos individuales a decidir lo que creemos que es
mejor para todos.
Pretendo sembrar una duda, a ver si atendemos un
poco a nuestra historia personal antes de hablar como un colectivo.
RECUERDE QUE NOSOTROS NO ELEGIMOS A NUESTROS PADRES, PERO SÍ
ELEGIMOS A NUESTROS PRESIDENTES, Y SOMOS RESPONSABLES DE LO QUE ESO VAYA A
DESENCADENAR.
Analeda Regalado
Betancourt
Médico Especialista en
Psiquiatría
San Cristóbal,
Venezuela
@consultamental – www.consultamental.blogspot.com